Una historia divertida contada desde varios puntos de vista. El argumento es interesante, pues mezcla el miedo infantil con la lógica racional de los adultos. La historia convoca los valores esenciales de la familia: amistad, comprensión, afecto, etc. Su dimensión psicológica permite poner en escena los miedos de los niños y la forma de combatirlos.

Los personajes logran cautivar. La complejidad emocional y psicológica de Lalo constituye un buen ejemplo de situaciones cotidianas. Igual sucede con el personaje de Laura, que aunque mayor, finalmente comprende los temores ilusorios de su hermano. Deja de juzgarlo y tildarlo de loco y se convierte en su mejor aliada para combatir el temor.

Este libro es buen ejemplo de una literatura que permite que un lector adulto (padre, madre, maestros, etc.) se encuentre con los más jóvenes en una experiencia de lectura conjunta en la cual se reflexione, de forma entretenida, sobre el mundo actual.